Desde el Renacimiento, cada obra de arte ha trabajado sobre temas dignos de expresión estética, conceptos de valor artístico — planteando nuevas preguntas, reflexionando sobre nuevas técnicas de estilos de pintura y escultura, nuevas armonías y consonancias en la música, dominando gestos y hábitos inusuales, diferentes géneros y criterios de calidad.

Al mismo tiempo, la iniciativa teórica de aplicar el concepto de arte a actividades completamente fuera del campo artístico, en el marco de la estética diaria, la manifestaron filósofos como David Best, Wolfgang Welsch y Lev Kreft, proponiendo considerar el deporte como una forma de arte.

Las estéticas feministas también defendieron la inclusión en el campo de la estética de tipos de sensaciones más allá de las habituales vista y oído, que también pueden contribuir a la creación de una experiencia estética — por ejemplo, el gusto (Carolyn Korsmeyer) y el olfato (Emily Brady).